Madrid. 27 Octubre 2010
Hace dos meses que encontré su numero de teléfono, numero errado. Hace mas de un año que quiero hablar con el.
Encontré su numero al encontrar el móvil super-económico y muy eficaz que utilizaba cuando vivía en Londres. Al no obtener respuesta probé a buscar en "Skype". No se como no se me había ocurrido antes, hacía mucho tiempo, demasiado que no utilizaba ese gratuitamente magnifico programa que te permite hacer llamadas internacionales por todo el morro.
Al probar con su nombre y localización, suponiendo que no se había marchado de la cuidad donde nos conocimos, apareció una lista con unos veinte nombres exactamente iguales que el que yo buscaba y diferentes localizaciones.
Probé con uno.
Esperé a ver si aceptaba mi solicitud. Si resultaba ser el, bingo!
Si no, ya me encargaría de disculparme por la equivocación.
Olvidé que hacía dos meses había intentado localizarle de esa manera.
Y hoy ha llamado.
La emoción, la alegría, el saber que aun me queda suficiente ingles para comunicarle de buena gana la increíble coincidencia.
Uno entre veinte.
Su emoción, su alegría. Un gallinero en el cuarto que ha hecho que mis padres vengan corriendo al pensar que me había dado algún ataque y por consiguiente hayan conocido a este mágico personaje.
Londres. Agosto 2008
Liverpool Street Station.
Debía ser viernes o domingo. Vamos de camino a Spitalfields Market.
L, que ha llegado a la cuidad unos meses antes que C y yo, ha querido enseñarnos las maravillas de la zona.
Yo disfrutaba caminando entre los puestecillos, oler el incienso, el mismo incienso que compraba en una tienda de segunda mano de Madrid. Obviamente el incienso lo compraba intacto. Lo venden en esa tienda como lo venden en otras muchas pero tenía y tengo la costumbre de comprarlo ahí.
El mercadillo se convirtió por un momento en el barrio de Malasaña..disfrutaba ese recuerdo mientras curioseaba entre puesto y puesto, escuchar, intentar comprender..
-"Hellooooo", How are you?
Un hombre delgadito, con barba oscura y fuerte acento indio asoma su cabeza entre las pashminas que cuelgan de la baranda de la parte superior de su puesto.
Sonrio ante el.
-Fine thanks! And you?
-Spanish!!
Que rapidez para captar idiomas, pensaba que mi "spanglish" no se hacia notar demasiado.
No soy capaz de recordar exactamente el dialogo, pero fue rápido y conciso.
Nos presentamos.
En su mente mi nombre debió dibujarse como "Alina". En la mía: "Mansur".
Su nombre, Manzoor. El mio, según el, hasta día de hoy, "Alina".
Me pregunto si me gustaban los mercadillos::
Me quede atónita..
Antes de llegar a Londres mi querida madre se rió de mi idea de buscar trabajo en algún mercadillo de fruta y verdura, discos, ropa, lo que fuese. Pero en un mercadillo.
Siendo fina, Market, que eso es la gran bretaña!
Quería saber lo que se siente al llegar temprano, cuando en las calles aún no hay mas que gatos callejeros, vagabundos y zombies. Con un café bien caliente, saludando a los demás comerciantes, conociéndoles, consiguiendo gangas. Montar, vender, desmontar...
Eso quería.
Y finalmente me pregunto si me gustaría ayudarle con su puesto.
Pashminas traídas de Cachemira, la India.
El día 29 de ese mismo mes tuve la oportunidad de catar el sabor del mercadillo desde dentro.
Y a partir de ese día intentaba poner de acuerdo el horario de la tienda en la que trabajaba con el del puesto. Y aunque no fueron mas que unas cuantas intervenciones me hice con el mercado, y el mercado se hizo conmigo.
El puesto con mas color de todo Spitalfields Market.
Y el mas ordenado.
Y esto no solo lo digo yo, lo dice también un periódico que publicó toda una página dedicada a este monumento compuesto por tres barras de acero, metros y metros de telas únicas y el mejor comerciante que conozco, mi gran amigo Manzoor.