viernes, 16 de abril de 2010



¿Los apretones de manos ya no significan nada o que?

¿Bajas?


Por fín el motor vuelve a funcionar.

Acabo de hacerme fan de "Decir en el metro. -¿Bajas?. Cuando realmente quieres decir: aparta imbécil". Es mentira. A mi no me molesta preguntarlo, me sale involuntariamente. Ni me molesta tener que esquivar a decenas de personas para salir, ni compartir con ellas el trayecto en hora punta. Es como un mal necesario al que hace tiempo le saqué partido. Salen más historias cuando me encuentro atrapada entre cuerpos extraños que cuando tengo el privilegio de ir sentada.

Picadilly Line
A full, en término espanglish.

Apenas podemos movernos, apenas podemos respirar. No ha parado de llover en todo el día y todos los que ahí nos encontramos estamos mas o menos mojados, yo al menos estoy empapada. Intento secarme las gotas que caen por mi cara, pero no hay manera, mis manos están ocupadas haciendo equilibrio al mas puro estilo surfista en un mar de gente. B se ríe. Ella sigue hablando bien alto, no vaya a ser que entre todo el gentío no pueda escucharla. Eso me hace pensar en la frase que me envió M "cuidate mucho por ahí, y no te juntes con españoles, hacen mucho ruido y no te dejan dormir". Que sabio es M. Y como me gusta contradecirle. Esta vez tenía razón, ya lo creo que hacemos ruido. En ese momento me agradaba que B elevase mas y mas el volumen a medida que el vagón se iba llenando de gente. Aunque sea ella la única persona que habla. En serio, en Londres la gente sabe como guardar la compostura, suben, buscan sus sitios pacíficamente y, o bien permanecen callados si es que van solos, o bien moderan el tono si van acompañados. Nosotros no. Al menos por aquel entonces yo recordaba que en el metro de Madrid suele haber un murmullo constante. Entonces pensaba en que me gustaba ese ajetreo y en cuánto lo echaba de menos. Quiero contárselo a B pero ella ha desaparecido entre tanta gente.

El vagón ha parado en seco y no logro alcanzar ningun punto fijo en el que apoyarme. Me tambaleo y acabo perdiendo el equilibrio. A punto de caerme encuentro una chaqueta a la que agarrarme. Solo un pequeño tirón. Recobro la posición y me rio por que el traspiés ha tenido su gracia y afortunadamente yo no he acabado en el suelo. Me disculpo. El sonrie. No dice nada, solo sonrie mientras se tambalea. Yo tambien me tambaleo. Una mano agarrada a la barra y otra sujetando bien fuerte su guitarra. -¿Eres músico?. El asiente con la cabeza. No dice nada. El tipo sigue sonriendo y acaba contagiándome. -¿Tocas en la calle?. Se resiste a contestarme pero no a sonreirme. Aparto entonces mi mirada. Busco a B que hace tiempo tambien se ha quedado muda. Ahí la veo, espachurrada entre unos cuantos individuos. Ella sonríe. Yo le devuelvo la sonrisa. Las puertas han vuelto a abrirse. Consigo girarme. Ni rastro de aquel tipo, ni de su guitarra, ni su sonrisa. No es que fuera a hacerle mas preguntas. Miento. Hubiera seguido interrogándole hasta sacarle algo de información solo por romper ese silencio, solo por lograr ser el murmullo de aquel vagón, pero no, esa era su parada, el se ha bajado y ni oportunidad de seguir emitiendo preguntas al aire tengo. Es entonces cuando, por encima de tantísimas cabezas, aparece una mano que sostiene un papel agitándolo en el aire. La mano y el papel están a punto de abandonar el vagón y me apresuro a cojerlo, pego un empujón al que tengo delante y agarro el papel por una esquina. El hombre al que he pegado el empujon me dice algo en inglés, no se que ha dicho pero apuesto a que de todo menos bonita. Yo intento disculparme con una ridícula expresión de arrepentimiento, comisura de los labios hacia abajo y ojos tristones, pero no me sale, tengo grabada una sonrisa de gilipollas en la cara. Para ser sincera, tengo entre mis manos algo que pertenecía al guitarrista mudo, hubiese apartado a guantazos a toda esa multitud solo por que no se me escapase aquel maldito papel. Lo guardo en el bolsillo de mi abrigo e intento volver a mi posición, a ser posible junto B. Más empujones, mas excuse me y por fín, junto a B, me dispongo a abrir el preciado papel que ahora no es mas que un papelajo arrugado y húmedo. "Spencer Jude. 12.45-1.30pm. Royal Brompton Hospital" Una fotografía suya y unas cuantas direcciones más. Si, el tipo era guitarrista, no hay que ser científico para saber eso. Acababa de hacer una especie de concierto benéfico esa misma mañana, y yo me lo había perdido.