domingo, 2 de marzo de 2014

DE CUANDO R CONTESTÓ A AQUEL TIPO


Linea 2. 
De cuando el padre de mi hijo y el mejor amigo de ambos iban en el metro a realizar un trabajo.

R y J consiguen sentarse uno al lado del otro en un vagon en el que apenas cabe un alfiler. R carga con su equipo en una bolsa que mantiene firme entre sus piernas. Podría contener cualquier otra cosa. Podría estar llena de libros, manzanas, brochas... Pero no es el caso. Es su bolsa. Es su equipo de fotógrafia. Es su vida y yo no me siento celosa. Es su profesión.

Al lado de R está sentado un tipo desaliñado. Un tipo que en su dia tuvo suerte. Suerte que aparcó en algún garage callejon de Madrid. Suerte que hoy no le acompaña.

Sin dejar de quitar el ojo a la bolsa de R, el tipo se anima a hablar en voz alta.

-Vaya cámara más guapa llevas ahí chaval

R que no se inmuta y pasa del tema hace oidos sordos a la pregunta. Su bolsa sigue entre sus piernas. No hace nada por agarrarla más fuerte. No entiende porque este tipo ha acertado sobre el contenido. No le da más importancia hasta que... una parada después

-Oye chaval. Y a ti ¿te han robado alguna vez la cámara?
-No
-¿Y si te la robo yo?
-Puedes intentarlo. A lo mejor te llevas un guantazo, pero ya que preguntas...
-CAGOEN´TO! Ahhhhhhrrr!!!!

El tipo se puso a gritar como un loco en hora punta en el metro. Aunque esto es irrelevante. Nadie ha escrito nada sobre los horarios en los que está permitido montar un pollo en el metro. ¿no?

-ahhhhhh!!! ¿que?

Esta fué la táctica de defensa de R, quien se sumo a emitir sonidos incoherentes como modo de respuesta al supuesto ataque verbal.

Podria haber quedado aquí la cosa. Podría...

Una chica que había pasado desaparcibida entre todo este caos, como todos los demás pasajeros en un vagon abarrotado, que no se inmutan o, si lo hacen, prefieren callar. Pero esta chica decidió tomar cartas en el asunto y unirse al caos agregando un firme

-¡¡Tio, eres un plasta!!

De repente estos dos tipos, con algo más en común que ser unos simples pasajeros más de lo subterráneo, comenzaron a darse patadas. Patadas si, al estilo colegio cuando no querías herir mucho a tu compañero pero si querías dejar claro quien era el que mandaba.

-¡¡Un plasta!!

Esto iba, de nuevo, dirigido al yonki, no a R, que ya no sabía no por donde le venía el viento entre tanto ruido y que, por primera vez en su vida, no quiso tener más que ver con toda esta movida y solo miraba a J, que observaba atónito la situación, y que por un  momento cruzó una mirada reveladora con R.

-"Estos están compinchaos. Fijo"

Ni falta hizo que estos dos pronunciasen palabra. Una señora rompió esa conversación en silencio con un frase cortante, tajante y que coño, con una serenidad muy propia de una señora de mediana edad

-Os vais a enterar. Como me toqueís, os vais a enterar.

Así. Sin mas. Poco importa que fué de estos dos tipos. Que fue de la señora. Yo solo sé esto porque de todos los pasajeros, es R quien siempre vuelve a casa acompañado de J, algunas veces, pero la mayoria el solo, con su bolsa, con su vida, su profesión, y sus mil historias.