martes, 17 de noviembre de 2009

La boca de metro da que hablar

Hoy era el dia para escribir esto. Hoy uno de estos puntos ha tenido lugar, y no he podido mas que reir, por que hoy era el típico día que empieza al revés, que parece intentar contradecirme, cuando lo que pretendía era no mantenerme ociosa, y solo esperaba que algo interesante ocurriese para tener algo que contar. Y todos los acontecimientos, ya sean buenos o malos, que hacen de un dia mediocre uno mas pasable, son dignos de contar.

" Et voilá"

. Darme cuenta de que no tengo el abono una vez que he llegado a la estación, después de haber andado lo suficiente cuesta abajo para llegar hasta ahi. Cagarme en todo al pensar en tener que volver a casa, esta vez cuesta arriba, a buscar mi pase a lo subterráneo.


. Darme cuenta de que no tengo el abono, buscar una moneda en el monedero, en los bolsillos, en el fondo del bolso, detras de las orejas! para sacar un billete en la máquina expendedora y ver que no tengo un duro. Eso, además de joderme por la misma razón que el primer punto, me irrita aun mas por el hecho de verme en la ruina. ( y por si fuera poco, con una deuda en el banco)


. Intentar colarme sin pagar, saltando las barras metálicas y con la dificultad añadida de estar con el movil pegado a la oreja. Ser descubierta por un guarda en mitad de todo este proceso, yo con una pierna dentro y otra fuera. Que se me caiga el movil al suelo y que vaya a parar a los pies del guarda. Que el guarda le de una patada y mande mi movil al otro lado de la barrera para que yo vuelva a salir, recoja mi movil pateado y mi vergüenza, y vuelva a entrar, esta vez pagando, bajo la mirada atenta del señor guarda y demas viajeros.


. Quedarme sin pilas, por que mi mp3 es así de rudimentario, en medio de una canción que me estaba animando el trayecto y estaba dando rienda suelta a mi imaginación.

. Estar inmersa en la lectura de algun libro y que entre con grupo de quinceañeros enloquecidos que hablan a grito pelao. Cambiarme de vagón para poder continuar con mi lectura y justo al empezar a leer escuchar como alguien me llama. Alguien conocido. Salir de la fantástica escena que estaba teniendo lugar en mi cabeza a medida que iba leyendo cada palabra para meterme en una conversación absurda que olvidaría nada mas salir a la calle.


. Cabrearme con la máquina expendedora de billetes al ver que mis monedas son rechazadas una por una. Frotarlas como todo hijo de vecino ha hecho alguna vez para ver si de esa forma son admitidas (extrañamente eso suele funcionar). Contemplar desesperada como, ni rozándola suave ni dejando una marcaza al pasar el canto en el duro pero arañado metal , la máquina escupe de nuevo la moneda .

...


2 comentarios:

  1. En mi parada de metro esos entrañables tornos de metal los han cambiado por mamparas de cristal plástico lo que no hace más dificil colarte pero sin duda mucho menos divertido...

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  2. Tienes un problema con las monedas.

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