domingo, 1 de noviembre de 2009

Por qué no salir la noche de Halloween

Esta es la primera entrada de este blog.
Lo que voy a contar ahora nada tiene que ver con lo que más tarde espero será, un blog lleno de anécdotas que contar.
Historias reales, ficticias. Sueños entreverados que se mezclan entre la realidad y la ficción. Historias cotidianas, historias imposibles. Reflexiones.
Historias que se escriben solas a tiempo real mientras una viaja en transporte público.
Escritas como simples anotaciones en un cuaderno, en otro cuaderno, y en otro..y cuando no hay cuaderno donde escribir siempre es útil el reverso de una factura, la esquina de un periódico gratuito, el dorso de la mano...
Como si de una crónica se tratase me he propuesto compartir todas estas anécdotas.

Dirigido a todos aquellos que vais dormidos en el metro, a los que tarareais la música que solo vosotros podeis oir, a los que cruzan sus miradas conmigo, a los músicos que interpretan siempre la misma canción al organillo, a los perdidos a 20 metros bajo tierra...
Dirigido a todos aquellos que aprecien las pequeñas historietas que una veinteañera, espía de tres al cuarto puede ofrecer.

Por qué no salir la noche de Halloween entonces.
Sencillamente por que elegí quedarme en casa haciendo orden en todo el material del que dispongo para hacer que este proyecto salga adelante, en vez de disfrazarme de bruja putilla, o de calavera, o de galleta maría (una galleta con guantes blancos y a tamaño humano acojona), y salir a emborracharme como tantas noches he hecho ya.
Quizás por romper la rutina.

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